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18 de November de 2018

Sanctus: Santo


Sanctus: Holy, Holy, Holy

 

El Sanctus ("Santo, Santo, Santo") es la más importante de las aclamaciones que la asamblea canta en la Misa. Su propósito es avivar el entusiasmo, clamar con alegría para dar gracias y alabar a Dios. Viene al final de la oración del prefacio, cuando el sacerdote ha enumerado las razones por las que es necesario alabar y dar gracias a Dios. Es como si la asamblea no pudiera aguantar un momento más y tuviera que entrar en la acción de alabar a Dios. Incluso en un Requiem o Misa de Funeral, ésta es una aclamación de poder extraordinario (por ejemplo, piensen en el Requiem de Mozart o, mejor, en el de Verdi). Cuando se trata del Santo, no se permiten arreglos débiles. 

Las dos partes del Santo 

El texto del Sanctus tiene dos partes; en tiempos antiguos se conocían como el Sanctus (Santo) y el Benedictus (Bendito). Se cantaban en dos partes, mientras el sacerdote rezaba la plegaria eucarística; la primera parte antes de elevar la hostia y el cáliz, en las palabras de la consagración, y la segunda, después de la consagración. El final de cada una de las partes es Hosanna in excelsis (“Hosanna en el cielo”).

El Hosanna

“Bendito el que viene en nombre del Señor” viene del Salmo 118 (117), versículo 26. Es un salmo de victoria, y era muy conocido en esos tiempos. Jesús lo cita en varias ocasiones, con frases como “la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, y con textos que se hicieron oraciones típicamente cristianas: “Éste es el día que creó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Y, por supuesto, para los cristianos, el salmo se refiere a Jesús, es Él quien viene en nombre de Dios.

Esto va unido al texto del Hosanna por el versículo anterior (Salmo 118 [117]), 25, el cual comienza diciendo: “Sálvanos”, en hebreo: hosia na. El Padre Raymond Brown tradujo esa palabra como “por favor, salva”; por eso pensó que ése es el origen del “Hosanna” que conocemos hoy. En tiempos de Jesús, se habría convertido en una aclamación de gozo que se usaba en los festivales judíos como la Pascua, “una expresión de gozo y alabanza por la salvación concedida o anticipada”. De modo que, cuando cantamos esta parte del Sanctus debe ser un momento de alabanza y acción de gracias por la salvación, lo cual tiene bastante sentido, pues vamos a entrar en la plegaria eucarística, la cual es el corazón del sacramento de nuestra salvación.

El trisagio de alabanza

Regresemos a la primera parte del Sanctus, la cual comienza con la triple alabanza a Dios (el trisagio): "Sanctus, Sanctus, Sanctus" (Santo, Santo, Santo). Esta desbordante alabanza, por sí misma, ya es una declaración fuerte y poderosa. Es más, en muchas iglesias antiguas, podemos encontrar el trisagio Sanctus como parte de la decoración del templo. La he visto en caligrafía intrincada en las paredes de los templos, incluso en los tres peldaños que van hacia el antiguo altar elevado que tienen algunas iglesias. Este trisagio aparece dos veces en las Escrituras, la primera, en Isaías 6, y la otra en el capítulo cuarto del libro del Apocalipsis. En ambas ocasiones se refiere a una visión del Cielo y del final de los tiempos.

Después viene el “Dominus Deus Sabaoth" (Señor, Dios del Universo), expresión que resulta un poco difícil de entender; el Sabaoth en latín es una palabra tomada del hebreo. Casi siempre tiene rasgos militares, pues podríamos decir: “Señor Dios de los Ejércitos”. Entonces, esta aclamación es una afirmación de que Dios casi ejerce el poder de la grandeza real sobre el universo, sobre las huestes celestiales, los astros y toda la creación. Imaginen, por ejemplo, al sacerdote Zadok, en el himno de Coronación de Handel. Si no lo han escuchado, ¡escúchenlo! Transmite el grado de poder que uno relaciona con el Sanctus.

En términos prácticos, “Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria” se podría interpretar como una descripción geográfica: el cielo y este planeta. Observen que tanto en latín como en español, “Llenos” es lo que viene primero: Pleni sunt cæli et terra gloria tua. Cuando pensamos en la voluntad de Dios mencionada en el Padrenuestro, el ruego está en subjuntivo: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”, pero en el Sanctus, el verbo está en indicativo y completo: La gloria de Dios llena la tierra ahora, y llena el cielo ahora.

Implicaciones prácticas

Pero entonces, ¿qué debe hacer un director de música? Bueno, pues, ciertamente ayudaría mucho saberse el formato en latín de la Misa XVIII. Pero hay que recordar todo lo que hemos dicho antes sobre la estructura y energía que requiere el Sanctus: SANC-tu-us SANC-tu-us, como las olas que chocan contra la orilla del mar. A veces, se piensa que usar latín durante la Cuaresma es un modo de crear un ambiente más meditativo, pero no siempre es así; y, ciertamente, no es el caso aquí.

Más allá de eso, cuando estén considerando formar su repertorio de arreglos para la Misa, recuerden que es importante usar un arreglo para la plegaria eucarística en una Misa determinada. La plegaria eucarística es una sola oración y, por lo tanto, debe estar unida musicalmente por un arreglo que fluya congruentemente. De ser posible, debe haber un solo arreglo para la Misa durante todas las celebraciones en una parroquia, durante una temporada específica, especialmente para Adviento, Cuaresma, Navidad y Pascua. Incluso deben considerar un solo arreglo para las misas de Adviento y Cuaresma.

El número de arreglos varía de lugar a lugar, pero, ciertamente, en el curso de un año, presentar más de cinco arreglos para la Misa es pedir demasiado de la asamblea, la cual, después de todo, es la principal cantante de estas aclamaciones. Y, cuando evalúen la posibilidad de presentar un nuevo arreglo para su repertorio, se sugiere que comiencen con el Santo, precisamente por su importancia, y porque señala el tono del resto del arreglo.

Y bien, con alabanzas a Dios, éste es el final de la reflexión sobre el Sanctus. Sinceramente, espero que les sirva, en su deber cristiano de alabar a Dios en todo tiempo y lugar.

Glenn CJ Byer
Glenn CJ Byer

Glenn CJ Byer es autor de artículos y libros con temas litúrgicos y sobre el significado de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, preparación del Matrimonio, la renovación de iglesias y la unción de los enfermos. Es conferencista sobre el papel que desempeñan los ministros laicos en la Misa.

Esta serie de entradas de blog pretende ofrecer una mirada más profunda a varias de las partes que se suelen cantar durante la Misa, así como su origen, historia, uso actual, etc. Descubra más de esta serie: 

 

Para una lista completa de los arreglos musicales para la Misa en español y bilingües que ofrece OCP, lo invitamos a ver nuestra página arreglos para la Misa AQUÍ.